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El Financial Times viene anunciando desde el 2010  que la burbuja inmobiliaria china es peor que la que explotó en EE.UU en el 2007. Los departamentos vacíos, de familias que no pueden pagarlos, aumentan día a día en cada provincia china. Con el “boom” económico el estado y las provincias Chinas acumularon una masa enorme de capitales, que utilizaron para dar créditos masivos, primero a la burguesía, luego a la clase media y a los estratos más bajos en nivel de ingresos.

Así se desarrolló un auge de la compra de viviendas, aprovechando las bajísimas tasas de interés y el precio barato del yuan, la moneda nacional. Pero encendió la inflación, los precios de las viviendas, por la gran demanda comenzaron a sufrir una tendencia al alza, a pesar de las políticas del gobierno para frenar el auge de precios. Las cifras más escandalosas las registra la isla meridional china de Hainan, con incrementos de un 64,8% de alza para la vivienda nueva en Haikou, la capital. Y con aumentos de un 50,4% para las casas de segunda mano, después de que en diciembre el gobierno local decidiera convertir la isla en un centro turístico internacional.

El sector inmobiliario chino vive una burbuja sin precedentes después de que Pekín flexibilizara la concesión de créditos el año pasado. Hoy el precio de la vivienda china es 27 veces superior al de los ingresos medios de los ciudadanos del país, es cinco veces más que la media mundial; la renta per cápita anual en China es de unos 1.500 U$S en las zonas urbanas, mientras que el metro cuadrado en Pekín supera los 3.000 U$S.

 

La propiedad de viviendas en China es un negocio del gobierno, con muchas inmobiliarias que son propiedad de los gobiernos locales cuyos beneficios por venta de terrenos aumentaron hasta un 43,2%. Las comisiones por estas transferencias son la principal fuente de ingresos de los gobiernos locales de China, que también son los principales beneficiados por la burbuja inmobiliaria, después de que el precio de la vivienda se duplicara en 2009.

 

Como los precios de las viviendas suben y suben, las inmobiliarias buscan más tierra para construir, y tienen que expropiar residentes para obtener nuevas tierras, los cuales piden una compensación alta para ser expropiados. Como consecuencia de estas compensaciones, el gobierno se encuentra endeudado de forma masiva, por lo que necesita vender la tierra a precios muy altos para recupera sus costos.

Por otro lado se está desarrollando un crecimiento de la inflación, lo que degrada los salarios que de por sí son bajos en China. Los aumentos en los precios de la canasta familiar están avanzando lo que ha provocado ya grandes demostraciones violentas de descontento, como la ocurrida en la provincia de Guandong, el corazón industrial de China. Los jerarcas del PC, temerosos de la ira popular, se ven obligados a introducir medidas que bajen la inflación y desacelerar un poco la economía.  Para eso el gobierno chino ha comenzado a subir la tasa de interés levemente, encareciendo el yuan, el costo del dinero y los créditos, y de ese modo, bajar el consumo de la población que empuja hacia arriba los precios.

 

Pero esto puede hacer explotar la burbuja inmobiliaria, porque provocaría el mismo efecto que hizo explotar la burbuja de Bush en el 2007. Un encarecimiento del yuan, encarecería los créditos, y si los salarios no suben, la población no podría pagarlos. Tal como ocurrió con la burbuja inmobiliaria en EE.UU, cuando empiecen los impagos esto podría desatar una quiebra generalizada. Según Andy Xie, anterior economista jefe de Asia de Morgan Stanley la fecha de estallido de la burbuja es el 2012. Xie plantea que  "Cuando vuelva la inflación, el Gobierno chino se verá forzado a subir los tipos de interés. Cuando los préstamos se encarezcan, el precio de la vivienda en los niveles de hoy no será sostenible y se producirá una marcada corrección. Mi intuición es que eso sucederá en 2012". Tenga o no razón Xie, en China se está incubando una fuerte crisis.

Cualquiera de estos factores o todos llevan al nuevo pico de crisis 

 

Cualquiera de estos factores por sí solos, la crisis de EE.UU, de Japón, un default en Europa, la inflación o una crisis en China puede provocar un nuevo pico mundial, y desde ya la confluencia de todos estos factores está conduciendo hacia allá las perspectivas más probables. Debemos seguir con mucha atención estos acontecimientos, que en los meses de agosto- setiembre- octubre tendrán un nudo que pondrán a prueba tanto a las masas del mundo, como la política del imperialismo

 

 
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